Mi nombre es Cecilia y vivo en la Ciudad de Buenos Aires. Tengo una familia enorme y hermosa. Ellos fueron los que me sostuvieron cuando me diagnosticaron cáncer de mama. Inevitablemente, fueron meses en lo que sólo pude replantearme muchas costumbres cotidianas. El haber parado me permitió tener tiempo para ver todas las alternativas que la naturaleza me ofrecía, tanto para el cuidado de mi piel como para tratar de llevar una alimentación y un estilo de vida saludable.
Y eso para mí fue La Providencia, un homenaje a mi abuela, que fue una excelente cocinera y maestra, que me enseñó a amar la naturaleza, a pensar en los colores y en los buenos perfumes que se podían lograr en cada uno de sus platos exquisitos. Ella siempre solía decir que todo lo bueno venía de su mano. Sin lugar a dudas, La Providencia es conectarme conmigo, con mis antepasados, con la naturaleza y con el bienestar.
Si bien desde hace muchos años soy fanática de la cosmética natural, tuve que estudiar, hacer muchos cursos y probar mil veces para poder elaborar cada uno de los productos que forman la familia de La Providencia.
Y como en todas las empresas, no estoy sola. Somos una red de personas que creemos que trabajando en equipo y compartiendo se logra armar comunidad. Y que sobre todo, hay que volver a la naturaleza, a sus tiempos, a sus aromas, a sus colores porque de ahí venimos. Y queremos compartir esa experiencia para que juntos tomemos conciencia de cuidar este planeta que nos habita. La Providencia es una invitación a eso.